Un árbol crece en Brooklyn

Creo que no hay mejor metáfora para los tiempos que corren que la imagen del árbol que crece en el patio de un edifico de uno de los barrios más pobres de Nueva York,  Brooklyn, en la década de los años veinte del siglo XX y que da título a esta novela.

Un árbol que crece a pesar de todas las circunstancias que se suceden a su alrededor y que no deja de ser también una imagen reflejo de la propia protagonista, una niña llamada Francie Nolan, a la que acompañamos en su periplo vital de niña a joven adulta. Una vida que oscila entre el afán de superación y la pobreza a la que está sometida su familia en una lucha constante por alcanzar el tan famoso sueño americano. Pero, por favor, que nadie se me asuste ante tal afirmación del manido tema del sueño americano, porque en este caso se hace en una novela escrita en 1943, cuando no nos habían vendido esta historia hasta la saciedad en betsellers, películas y series. Y todo el mérito lo tiene su autora, Betty Smith, que nos cuenta las peripecias de Francie y su familia en un tono sincero, pero entrañable, sin caer en el dramatismo, pero sí con las dosis justas de emoción y sentimientos.

Debo reconocer que me resultó difícil entrar en la historia durante las primeras páginas. No creo que fuera cuestión del libro sino de mi situación mental. Empecé la lectura justo dos días después de iniciarse el confinamiento y mi cabeza era incapaz de concentrarse en la historia de Francie y su familia. Sin embargo, llegado el momento la lectura fue fluyendo, aunque de manera pausada y tomándose su tiempo. Porque no hay prisa por leer la historia, no hay un conflicto o incógnita que resolver, sino simple y grandemente, vamos desvelando una vida con todos los episodios que la van configurando. Así vamos acompañando a esta niña en sus encuentros familiares, en su amor fraternal, en su relación compleja con su madre, en su interés por leer y aprender en la escuela, y en una infinidad de situaciones de todo tipo. Parece que no pase nada, pero pasa todo y, en ese sentido y aún salvando las distancias, me recordó la historia de La flor púrpura de Chimamanda Ngozi Aichie: ese recorrido de la infancia a la madurez de una protagonista femenina que reclama su espacio en el mundo a pesar de las dificultades. Creo que este tipo de novelas iniciáticas en temáticas, no en autoría, siempre conectan con nuestra propia historia y con nosotros. Puede que los anhelos y sueños sean diferentes, pero esa mezcla de inocencia y arroje nos implica emocionalmente e, irremediablemente, nos proyectamos en ese personaje y esa historia. 

Creo que esto es lo que ocurre con Un árbol crece en Brooklyn. Sin embargo, en esta ocasión, me ha ocurrido algo que nunca me había pasado. A momentos, he conectado con Francie, pero en muchos otros también lo he hecho con su madre, Katie. Y eso solo puede significar una cosa: me hago mayor y, al igual que puedo añorar a la Silvia adolescente -a la par que le daría un par de collejas-, no he podido evitar sentirme cercana a esa madre con sus propios conflictos y pesares que ha retratado con tanto acierto Betty Smith. No es una madre fácil de querer, mantiene un pulso extraño con su hija Francie desde el momento de nacer y, sin embargo, a pesar de sus contradicciones y su carácter, puedo entenderla, aunque no comparta todo con ella. Creo que eso dice mucho de la autora, ya que ha sido capaz de crear personajes con aristas múltiples y, creo que eso es especialmente visible en los personajes de la madre y el padre de Francie.

Por tanto, si juntamos una historia iniciática y de superación y un buen puñado de personajes bien construidos tenemos como resultado una novela, un clásico de la literatura norteamericana, de las que dejan su huella si eres capaz de conectar con su estilo pausado y con el relato de las pequeñas grandes alegrías y tragedias de la vida. 

Decía que no creo que haya mejor metáfora ahora mismo que este árbol que acompaña a la protagonista, pues a pesar de los inconvenientes de la vida, ha enraizado y nada ni nadie va a impedir que siga creciendo.

Un árbol crece en Brooklyn, Betty Smith, Lumen editorial

2 Comments
  • Eva Braojos Moya
    Publicado a las 14:44h, 04 enero Responder

    Me encantó el libro. Yo también lo he leído recientemente

    • silviagg
      Publicado a las 21:26h, 09 enero Responder

      Me encantó la historia y los personajes están también construidos… Es un libro que se queda prendido en el alma.
      Gracias por comentar, Eva.

Deja un comentario

Si continúas usando este sitio, aceptas el uso de cookies. Más información

Los ajustes de cookies en esta web están configurados para «permitir las cookies» y ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues usando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar», estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar