Las flores perdidas de Alice Hart / Holly Ringland

Siempre digo que hay libros que te escogen, que son ellos los que deciden ponerse en tu camino por una razón u otra. Con este libro me ha ocurrido algo similar. Lo había ojeado en librerías, lo había visto por redes -y me había parecido un argumento maravilloso e inspirador- y finalmente, llegó a mis manos gracias a mi “hermanita” para nuestro club de lectura por Whatssap.  ¡Sí, habéis leído bien! ¡Club de lectura por Whatssap! Nunca será como uno presencial, pero cuando la vida da para lo que da, ¿por qué no comentar lectura por otros medios? Hemos hecho ya un par de lecturas conjuntas y creo que esta es en la que más nos hemos puesto de acuerdo.

Así que con estas premisas era fácil caer rendida a sus pies.Y caí, vamos si caí… Esta ha sido una historia de amor, en toda regla, y también de desamor y desencuentro. 

Las flores perdidas de Alice Hart de Holly Ringland es de esos libros que te producen un flechazo inmediato. Lees sus primeras páginas y te enamoras. Así, tal cual. La protagonista te encanta, la historia es potente, el uso del paisaje es mágico, el estilo narrativo tiene encanto… Y te dejas llevar por ese enamoramiento. Pero, entonces, cuando menos te lo esperas -bueno, en realidad, sí que lo intuyes,pero quieres hacer como que no has notado nada-, ¡zasca! Todo el amor, la idealización y la magia que habías recreado entorno al libro se queda en agua de borrajas.

Las flores perdidas de Alice Hart arranca con una niña que vive en la costa australiana junto a sus padres. Una madre enamorada de las flores que sufre un constante maltrato por parte de su marido. Un maltrato del que la niña, Alice, es plenamente consciente y también sufre las consecuencias. Un hecho fortuito hará que la vida de Alice cambie radicalmente. Se verá arrastrada tierra adentro con una abuela a la que no conoce para sobrevivir a su propia historia y a la historia familiar, llena de secretos, pasiones y sobre todo, de flores y sus significados. Hasta aquí, esa parte de la historia que, como decía antes, enamora y atrapa. La manera que tiene de dibujar con palabras el paisaje australiano, de narrar las desgarradoras vivencias de los primeros capítulos, la introducción de los libros como lugares para soñar, el maravilloso significado de las flores que aparece capítulo tras capítulo…. Todo ello recrea un ambiente único para una historia con un gran potencial.

Pero, de repente, llega la tercera parte de la historia con una Alice ya más adulta que huye hacia el desierto -no cuento más para no spoilear- y aquí, en mi opinión, la magia se diluye. La autora vuelve tan terrenal la historia, desdibuja a su protagonista e introduce situaciones demasiado obvias, que uno se desencanta -y os puedo asegurar que da mucha rabia-. Para mí fue un coitus interruptus lector en toda regla. Con tal imagen, ya entenderéis mi frustración. Hacia el final, la historia remonta y acaba sin dejarte mal sabor de boca, pero sí con una sensación de que al libro le sobra la parte del desierto -aunque pueda entender el objetivo que tenía la autora- y con ganas de haber sabido más la parte de la plantación de flores.  

A pesar de ello es una novela que recomiendo. A mi parecer la historia no es redonda, la protagonista se diluye, el estilo narrativo a momentos es algo precario (la comparaba con Maggie O’Farrell y no hay color), pero a pesar de esto es una novela que se deja leer y se disfruta la mayor parte del tiempo. Tiene algo mágico y especial en sus primeras páginas que transmiten mucho dolor e inocencia a través de un paisaje que es también protagonista. Y es una historia de superación y evolución personal de las que gustan. Así que tiene mucho a favor para que pueda triunfar. De hecho, he leído muy buenas opiniones, la están editando en un montón de países, está en marcha una serie televisiva y su autora ha triunfado como la espuma con su primera novela. ¡Vamos, que ya quisiera yo! Pero mi “pero”también lo tenía que dejar por escrito.

Mención aparte merece el diseño del libro.Cada capítulo se abre con la ilustración y explicación de una flor, siguiendo esa estela del lenguaje perdido de las flores. Es un detalle que da cohesión y magia a la historia, un guiño muy bien logrado hacia el lector.

En definitiva, no es O’Farrell; seguramente, no será la lectura más significativa de tu vida, pero te hará pasar un buen rato. Y, a veces, en la vida solo necesitamos eso, pasar un buen rato, que las complicaciones y dificultades ya vienen solas. Y, que al fin y al cabo, esto es solo mi opinión y todas son bienvenidas y válidas si están bien rebatidas.

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