
30 Jul La hora de volver
A Cristina Ruiz, por ser mi gato negro en estos días.
Ha llegado la hora de volver… de retornar a lo que fui y, en apariencia, perdí. A lo que sigo siendo, pero a veces no veo. Ha llegado la hora de volver a contar historias, de ver colores, de deleitarse con la magia de las cosas.
Para ello hay que dejar pasar y perdonar. A uno mismo y a los demás. Hay que soñar más y pensar menos. Hay que actuar y sentir sin miedo, o al menos, intentarlo. Eso ya es un gran reto.
Por las noches, cuando las sombras me resguardan y cobijan, visito a alguien que me ha hecho recordar….
Hace unas semanas, la biblioteca de mi barrio cerró temporalmente por obras. Yo que soy usuaria habitual, en lo primero que pensé no fue en mi falta de libros durante doce meses… Lo primero que ocupó mi mente fue él: el gato negro que habita el patio de la biblioteca. Preocupada, pregunté a las bibliotecarias que harían con el felino y, aunque se habían planteado llevárselo, decidieron dejarlo en sus territorios conocidos, allí donde los libros reposan y donde él ha encontrado su hogar. Me comprometí con ellas a que cuidaría de él en la medida de lo posible… Me advirtieron que Lester –así se llama- no tomaba confianzas con cualquiera. Lo que ellas no sabían es que yo tengo un pacto con los gatos negros e, indefectiblemente, estamos destinados a encontrarnos y ser amigos.
Tanto es así que no tuve que buscarlo, él vino a mi encuentro y desde aquel día compartimos cita nocturna. Desde un primer momento se mostró dulce y encantador, como buen gato negro me cameló, y cuando ya hubo confianza, tras unos días, empezamos a relatar vivencias y sentires. Y así fue como él me contó que había venido en mi búsqueda no para sustituir a ningún Gato Negro –sabía que eso sería imposible, porque si las personas no tienen sustitutos, los felinos tampoco-, pero si para recordarme que ficción y realidad a veces se confunden y que la línea que las separa puede ser tan estrecha como nosotros queramos. Con su pelaje oscuro me recuerda cada noche que no me olvide de los colores y yo le contesto que aunque a veces ande un poco gris, sé que los colores viven en mí. Y entonces en ese rato que estamos juntos, él me explica sus vivencias de gato desterrado, sus ansias de volver a la tranquilidad de los libros y me desvela títulos e historias que esperan y desean ser leídas. Por mi parte, yo le cuento sueños y anhelos, certezas y progresos siempre en forma de cuentos. Y así compartimos esos instantes, donde la magia tiene cabida y la ficción se torna realidad… Donde la imaginación supera con creces la rotunda realidad, donde todo es posible, donde el quiero gana al puedo, donde un simple gato -negro- me recuerda que ha llegado la hora de volver… Solo es cuestión de creer, solo es cuestión de querer.
Y tened por seguro que del mismo modo que esta que os escribé volverá, también lo hará este gato negro que tiene muchas cosas por explicar. Solo os dejo con una pregunta: apreciados lectores, si alguna vez os habéis perdido, ¿cómo habéis regresado a vosotros mismos? ¿Cómo fue vuestra hora de volver?
Nai
Publicado a las 14:40h, 30 julioYo no se mucho de vueltas, también me encuentro un poco perdida… pero de un tiempo a esta parte he aprendido que la única manera de regresar es querer hacerlo, y no dejarte llevar (demasiado) por las circunstancias que lo quieren impedir. Creo que todos los cambios traen consigo incertidumbre, nervios y dudas, pero al final, todo lo que vale la pena en esta vida conlleva estos tres efectos así que… ¡a disfrutar de la vuelta! 😉
SilviaGGuirado
Publicado a las 18:30h, 31 julioHay quien diría que para conseguir lo que vale la pena todo es más sencillo de lo que parece y que no se necesita de incertidumbre, ni nervios ni dudas… Que somos los humanos quienes nos complicamos la existencia. Pero, supongo, que para que eso no pase hay que ser muy sabio y en esta vida todos estamos aprendiendo. ¡Suerte en tu búsqueda y gracias por tus palabras!
María
Publicado a las 22:26h, 30 julioAndar es no moverse del lugar que escogimos.
María Victoria Atencia.
SilviaGGuirado
Publicado a las 18:33h, 31 julioEntonces, tal vez, la clave esté en escoger otro lugar para avanzar… ¡Gracias por tu comentario!
Lord Danix
Publicado a las 14:24h, 31 julioPues yo me fui hace muchos años. Me perdí. Y no sabía que estaba perdido. 8 meses de tratamiento después ya soy yo y he regresado. Cambiando cosas para no volver a marcharme. Me alegro mucho de tu regreso. Pero mucho.
SilviaGGuirado
Publicado a las 18:35h, 31 julioMe gusta oir que después de irte, tú también has vuelto… que has regresado y con esos cambios que a lo mejor eran necesarios. ¡Adelante, a seguir siendo siempre tú mismo! Un abrazo
Desirée
Publicado a las 18:44h, 05 agostoA veces es difícil separar realidad de ficción pero yo soy de las q piensan q no están tan lejos la una de la otra.No dejes nunca de buscar gatos negros y conversar con ellos,es probable q esos felinos tan especiales necesiten tu conversación y tu aliento pero aún es más probable q acabes embrujada por su encanto y te muestren nuevos caminos.Recuerda,no dan mala suerte!
SilviaGGuirado
Publicado a las 08:26h, 13 agostoCreo que la línea que separa realidad de ficción puede ser tan sutil como nosotros queramos. Vivir con los pies en la tierra, pero con el alma volando y buscando aventuras y sueños. Y si me cruzo con gatos negros será la señal de que estoy en el buen camino… ¡Dan buenísima suerte! Garantizado 😉
Gracias por comentar, Desirée.
Narayani
Publicado a las 09:43h, 27 julioPues mucho me temo que ahora estoy pasando por una época así y no sé cómo volver a mí misma. Pero tranquila que sé que en algún lugar tiene que haber un gato negro que lleve mi nombre y me ayude a ver toda la gama de colores 😉
Besos mil!!!!
SilviaGGuirado
Publicado a las 22:39h, 04 agostoSeguro que ese gato negro te acompañará en el camino… No lo dudes. Solo mantente con los ojos bien abiertos para que no se te escape. A veces son huidizos.
Besazos, Fani.