
23 Nov ¿Hacemos un trato?
A Malka.
Queridas creaciones mías aún no nacidas, hagamos un trato como decía Don Mario. Notaréis en mi petición una cierta premura, pero es que os escribo entre despertares nocturnos de esa niña mía que aún no sabe lo que es dormir una noche seguida. Por ello, sin más rodeos, me gustaría que pactáramos una tregua para volver a vosotros algún día y daros, entonces, vida. Me gustaría que me esperaseis a la otra vuelta de la página en blanco hasta que el tiempo me permita daros palabra. Solo ruego no perderme en este plazo que os solicito y que podamos reencontrarnos cuando el momento sea el adecuado.
Lo siento por esta distancia que ha surgido entre nosotros y os pido de antemano disculpas. Mi vida no me permite dedicaros el tiempo que merecéis para llegar a “ser” y traspasar la “simple” idea que sois hoy. Pensaros y no haceros me causa un desasosiego que tengo que aprender a sobrellevar.
A días, a momentos, me siento diluida en el mar de obligaciones y rutinas cotidianas y vosotros parecéis mi última prioridad de esa lista interminable. Nunca llego a vosotros, por mucho que lo intente, entre trabajo, crianza, estudios, casa.
Silvia, ¿dónde estás?, Silvia, ¿andas ahí?, me pregunto en ocasiones. Y a veces no obtengo respuesta, solo silencio que molesta, que estorba. Otras, surgen señales en forma de gatos negros que me recuerdan que ahí estoy, intermitente, extraña, en algún lugar entre capas y capas de pensamientos, acciones e intenciones.
A días, a momentos, criar y crear me parecen totalmente incompatibles, como dos opuestos que se gustan, que vienen del mismo lugar, que se tocan, que se anhelan, pero que nunca llegan a nada más que a un desearse en silencio y a echarse de menos.
Por eso, criaturas que habitáis mi mente: futuras “Carmesinas” y “Gatos Negros”, niñas descubriendo mundo, bailarinas y jóvenes que despiertan, dadme tiempo y espacio para encontrar la senda que me lleve a vosotros. Aunque no pueda ser ahora, aunque no pueda responderos y actuar en este presente efímero que vivimos. Sed indulgentes conmigo, no me abandonéis, no me juzguéis –de esa parte, ya me encargo yo solita. Sabed que os echo de menos, pero la vida me reclama en otros quehaceres. Quisiera estar presente en todos los lugares, en todos los frentes, arrullaros a vosotros también, como hago a mi niña, pero lo cierto –y asumirlo forma parte del proceso- es que ahora no puedo atenderos como merecéis. Esperadme, por favor, y, mientras, dadme alas sin culpa para crear recuerdos en mi pequeña, para criar con imaginación y paciencia, para seguir trabajando –por fin- en algo que me motiva, porque mi corazón también me pide estar ahí y aún no he descubierto el don de duplicarme.
Nadie dijo que criar y crear fuera fácil –eso ya lo sabía-. Hoy se me antoja una utopía, una falsa expectativa, a la que igualmente me aferro como a las palabras escritas que me dan vida.
Todo pasa, todo llega… Hagamos el trato que os propongo y yo prometo dejaros a buen recaudo entre mis notas mentales y textuales hasta que los astros tengan a bien darnos la oportunidad de crearnos y de querernos mutuamente. Porque esto es cosa de dos: yo os doy palabra y vosotros me las devolvéis en forma de esencia de lo que soy.
¿Hacemos el trato?
Sin comentarios