El océano al final del camino

 

El miedo, esa sensación de angustia y/o aprensión, puede manifestarse de maneras muy diferentes. Es un sentimiento que puede ser tan pavoroso o paralizante como nosotros queramos que sea y, como tal, hay muchos tipos de miedo: miedo infundado, miedo de alerta, miedo de defensa, miedo de anticipación, miedo al paso del tiempo… Vivimos muchas veces apegados al miedo, la mayoría de las veces intentando superarlo, otras, sobrellevándolo lo mejor que sabemos. A mí el miedo me lleva a pensar inevitablemente en Chew Wang, aquel guerrero que sufrió miedo…

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El miedo forma parte de nuestras vidas… Como los libros.

Y también hay muchos tipos de libros: aquellos que te entretienen, aquellos libros que te tocan el alma, libros que pasan sin pena ni gloria y, luego, están los libros “especiales”.

Sé que es una etiqueta ambigua, pero cuesta definir qué es lo que tienen que les hace tan únicos y mágicos. Y uno de estos especímenes literarios lo he encontrado este verano. Llegó a mí por casualidad –o no– y, a veces, solo por eso, estas historias arrastran un halo de misterioso. El autor fue lo primero que llamó mi atención –debo confesar que excepto Coraline, no conocía nada más de Neil Gaiman– y, en segundo lugar, la contraportada, donde un extracto del libro en forma de diálogo entre los protagonistas nos remitía a una descripción del mundo adulto donde el miedo es protagonista.

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No lo dudé. Me lo llevé a casa bajo el brazo. Dejé a medias otra lectura e hice la inmersión en El océano al final del camino. Y he estado buceando en sus aguas, fascinada por la historia, abducida por el ambiente, abstraída por ese algo mágico… Mágica es la historia, pero no en un término Disney –la historia es oscura, tenebrosa, muy en la línea del autor–. Es mágica porque mezcla ficción y realidad, planteándote como lector, donde está el límite entre la una y la otra –eso me recuerda algo que ya surgió en la entrada anterior. Y es que nuestros recuerdos con el tiempo se distorsionan, se confunden allá donde habitan, en los confines de nuestra memoria. ¿No os ha sucedido nunca? Si sois personas imaginativas, seguro que en algún momento habréis tenido esta sensación, sin saber discernir con claridad qué ocurrió y qué es fruto de vuestra fantasía.

En definitiva, El océano al final de camino es un libro mágico por la forma en que está narrado, que te atrapa entre sus letras y no te queda más remedio que dejarte arrastrar por la marea –aunque no sepas de qué se trata o a dónde te lleva-, disfrutando de la experiencia. Esto ocurre con pocos libros –de hecho solo me ha sucedido con alguno de Murakami. Creo, sin duda, que esta magia es una impronta de los buenos autores. Una mezcla bien agitada de magnetismo con las palabras y de conexión con la propia experiencia y sentimientos, más allá de la simple y pura identificación.

Enmarcado dentro de la literatura juvenil, este libro, sin duda, será disfrutado por los adultos. Esos adultos que según Gaiman siguen siendo niños… Niños que tienen miedo. Tal vez, no los miedos viscerales de la infancia, pero sí miedos que muchas veces nos impiden vivir plenamente… Puede que este libro nos recuerde que los miedos siempre estarán ahí, pero que como decía el maestro de Chew Wang: tras cada miedo siempre hay una limitación a superar. ¿Estáis dispuestos a superar los vuestros?

*Extractos extraídos de Los colores olvidados y otros relatos ilustrados, de Silvia G. Guirado, y de El océano al final del camino, de Neil Gaiman.

5 Comments
  • cinderellatmidnight
    Publicado a las 08:12h, 28 agosto Responder

    Me encanta Neil Gaiman (aunque se lleve fatal con mi favorito Peter S. Beagle, el cual ya sabemos también es que rarillo, pero bueno…). Lee a Thurber y verás cómo mola uno de los maestros de Gaiman 😀

    • SilviaGGuirado
      Publicado a las 16:15h, 28 agosto Responder

      Toma nota de Thurber y lo pongo en la lista de los siguientes… Gracias, Bienve. PD: ¿Gaiman se lleva fatal con tu autor favorito? ¿Y a qué es debido?

      • cinderellatmidnight
        Publicado a las 06:25h, 29 agosto Responder

        Es que las “divas” de la literatura española son un poco como todas las divas 😛 jajajaja

  • olga rodriguez
    Publicado a las 16:01h, 28 agosto Responder

    Pues has he hecho que me entre el gusanillo! En cuanto me acabe el eterno “El temor de un hombre sabio” iré a por el. Gracias por la crítica, me ha gustado mucho!

    • SilviaGGuirado
      Publicado a las 16:16h, 28 agosto Responder

      Pues espero que te guste tanto como a mí. Es un libro especial, peculiar, pero tiene un no se qué que engancha… ¡Ánimo con el que estás ahora! Gracias por comentar, Olga. Besos.

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