
13 Sep Corazones de gofre
Una de las cualidades cuasi mágicas que tiene la lectura es que te permite vivir otras vidas, habitar otros lugares, convertirte en otros seres. Mientras dura el viaje por las páginas de negro sobre blanco puedes reír, llorar, aventurarte y vivir mil situaciones inalcanzables. Y algo de todo esto me ha traído esta historia y es que este libro, editado por Nórdica libros en su colección Nórdica infantil a finales del 2017, me ha devuelto a la niñez. ¡Ah, pero con un extra! Ser niña en otro paisaje, en otro país y, sin duda, ese ha sido todo un aliciente para un alma viajera –y algo nostálgica- como la mía.
Corazones de gofre es una novela juvenil escrita por la autora noruega Maria Parr y nos explica un año de anécdotas y vivencias de los niños Lena y Theo en Terruño Mathilde, un pueblo de la costa noruega. Dos amigos del alma inseparables, pero que no pueden ser más diferentes. Durante las cuatro estaciones les acompañamos en una serie de vivencias -por no decir travesuras- vinculadas a la naturaleza, las tradiciones y el lugar donde habitan. Entre la ternura y la diversión, vivimos estas anécdotas con la expectativa y el deseo que tiene Theo durante toda la historia: que algún día Lena se decida a decirle que él es su mejor amigo. ¿Y es qué quién no ha anhelado alguna vez en su vida, sobre todo en la infancia y adolescencia, sentirse reafirmado por esas palabras?
Si esta reseña fuera una receta de cocina –de gofres, por ejemplo- te diría que esta historia tiene tres ingredientes que hacen de ella una pequeña delicia para saborear de poquito a poco:
–La protagonista, Lena, es una niña intrépida, aventurera, una digna heredera de otra niña de la literatura nórdica como Pippi y otros maravillosos personajes femeninos juveniles que han surgido en los últimos años. Ahora que reivindicamos tanto que las chicas no sean (solo) princesas, Lena es la naturalidad y la valentía hecha carne y hueso, bueno, aquí palabra y verbo. Un buen ejemplo para todos nuestros jóvenes, niñas y niños.
–La autenticidad que desprende cada capítulo y la fina ironía con la que se cierra cada uno de ellos siempre en un tono y lenguaje propio de la infancia. Nada de moralejas, ni moralinas, ni “buenrollismo”, simple y grandemente, la narración está plena de verdad y de la propia vida vista desde la mirada única de la niñez. Y se agradece leer un texto con tanta naturalidad, donde no se nos pretende aleccionar ni enseñar nada, sino únicamente disfrutar del mundo a través de Lena y Theo.
–Las descripciones de los lugares son maravillosas y te teletransportan directamente a aquellos parajes. Ya he comentado anteriormente que el paisaje y la naturaleza que describe son casi, casi, un personaje más. Tienen un peso fundamental en esta historia llena de historias y resulta fácil pintar en nuestro lienzo mental esos pastos verdes, esas montañas, esas costas, esas casas… No puedes evitar sentir ganas de coger un vuelo e irte directamente a Noruega.
Y, por último, solo podemos alabar que estos tres ingredientes fundamentales hayan sido cocinados de manera delicada y cuidadosa dando como resultado una edición preciosa por parte de Nórdica, donde las ilustraciones de Zuzanna Celej acaban siendo la guinda final del pastel… ¡Ah, pero, no estábamos hablando de pasteles, sino de gofres! Y en este caso, solo me ha faltado una cosa para acabar de redondear este libro: conocer la receta de los gofres de la tía abuela de Theíco. ¡Maria Parr nos has dejado con las ganas de probarlos!
En definitiva, este libro es como uno de los gofres de los que habla en su historia y en su título. Tierno por dentro y crujiente por fuera, de masa dulce, pero no empalagosa. Ideal para adultos nostálgicos de la infancia y para niños lectores que busquen historias para ser saboreadas con la calma.
Corazones de gofre, Maria Parr, Nórdica Libros, 2017
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