Carta de un hasta siempre, por el gato Play

 

Seguramente, esta será la última vez que le dé palabra a Play –a mi Playete-. Hubo un tiempo en que hasta tuvo un blog en el que yo escribía las anécdotas que vivía y experimentaba Play en su vida entre humanos. Fue un divertimento que me permitió acercarme y aprender aún más de los gatos y creo que en ello hubo la simiente del personaje de Gato Negro. Hoy me tomo la libertad, Playete, de darte voz y palabra una vez más, espero que no te moleste. Es mi homenaje para despedirme de ti de una manera sosegada, de la mejor manera que yo sé, la de escribirte.

Carta de un hasta siempre

“Hoy miércoles 13 sería mi cumpleaños. ¡Seguro que si hubiera sido un martes 13, la buena suerte me hubiera acompañado! Hubiera sido una gran celebración. Hay quién dice que cumpliría 17 años, pero creo recordar que en mi cartilla del veterinario, aquella que me dieron al nacer y adoptarme ponía que había nacido en el 2001. Poco importa, año más o año menos. En definitiva, hoy sería mi día y, aunque no lo será tal como esperabais, no quiero que estéis tristes y, por eso, os escribo esta carta. He visto en estos días muchos mensajes de ánimo y recuerdo y algunas lágrimas de mis más allegados. Tranquilos, no sufráis, estoy muy bien acompañado. Carmesina está conmigo. Me ha dicho que ahora más que nunca ya seré Gato Negro y que permaneceré inmortal en los libros y cuentos. A veces no la entiendo del todo, pues yo solo fui y seré un simple gato negro, pero ella me ha dicho “que hay muchas cosas que yo no sé” –una frase que no sé de qué me suena- y que para nada fui un simple gato negro. Dice que fui la simiente de muchas cosas.

El caso es que yo de simientes poco sé, vamos, que no tengo dotes de jardinería y de mí no ha crecido ningún árbol ni ninguna flor. Sin embargo, ella dice que de mí nació todo un mundo de colores, repleto de personajes fantásticos, pero muy humanos y con unas historias que han emocionado a muchísimas personas. ¡Uau, le oigo decir eso y se me ponen mis pelos negros de punta y ronroneo de gusto! ¿Será verdad?

Yo solo sé que nací en una camada sin mucho futuro, pero que me adoptaron una pareja de chicos, uno rubio y otro moreno, y que, a partir de ese momento, mi destino cambió. He vivido en un estudio de diseño y eso ha hecho que las haya visto pasar de muchas formas y colores. Ha habido épocas inocentes, otras felices, otras más complicadas y algún que otro día de tragedia también por septiembre –que lloré por dentro para no preocupar a nadie. He visto pasar a muchas personas y, por tanto, he repartido mucho amor, igual que el que me han dado. Eso sí, unos más que otros, porque no a todo el mundo le puedo caer igual de bien. Y sí, también los hubo, que me tenían alergia, que le vamos a hacer.

Los años han pasado rápido y lento, con la extraña sensación de entender a veces a los humanos y de reafirmarme cada vez más que me encantaba ser gato. Ciertamente, a veces os he envidiado ciertas cosas, como, por ejemplo, que pudierais esbozar sonrisas–a los gatos no se nos han concedido ese placer-, pero, en general, me he sentido cómodo en mi pellejo y pelo. Pero, sobre todo, me he sentido muy querido, quiero insistir en este punto. He tenido muchas y muchos enamorados, he camelado a más de una con mis ronroneos y mis paseos por los regazos, he hecho enfadar alguna vez bebiendo de vasos ajenos y pisando teclados de trabajo, pero también he provocado sonrisas con mis colocones con el pegamento de las tiras de los sobres, mis maullidos por la lata de los viernes o mis cabezazos de amor cuando alguien estaba triste. He sido un gato feliz y he cumplido con mi misión: dar cariño a quién se cruzara por mi camino. No pretendía nada más.

Pero Carmesina dice que he trascendido y que queréis que os diga, yo sigo sin entenderla. Pero ella dice que ya lo entenderé. Que he sido inspiración –esto ya me lo dijo varias veces una de mis mayores enamoradas- y que gracias a mí muchas personas han aprendido a ver de otra manera a los gatos negros. ¡Vaya honor me han concedido! Así que si me echáis de menos o, simplemente, me queréis recordar, viajad al mundo de los colores olvidados que habita en sus libros y allí estaré. De hecho, aquí ando, en este mundo de cuentos y no sé está tan mal, aunque no sé si aquí habrá latita los viernes. Tendré que averiguarlo… Supongo que igual que le cogí el punto a los humanos, ahora me toca hacerlo con los personajes de cuento.

Y ahora me he despedir con un hasta siempre, que los adioses son demasiado contundentes. Carmesina me llama. Dice que como Gato Negro tengo aún muchas aventuras por vivir y eso que yo ya he quemado mis siete vidas. Vamos a ver qué es lo que nos espera. Simplemente, quería daros las gracias a los más cercanos por cuidarme y quererme tanto. Con alguno de vosotros nos volveremos a ver en vidas futuras, tenedlo claro. Y a todos los que me habéis conocido en la distancia, gracias por hacerme vuestro. Vuestro siempre, Playete, ahora por siempre, Gato Negro”.

Ilustración David G. Forés

3 Comments
  • Dolors
    Publicado a las 08:10h, 13 septiembre Responder

    QUE BONITO ME ENCANTA COMO ESCRIBES DE BIEN MI NI NIÑA , SABES UNA COSITA MI HIJA NACIO UN MARTES Y TRECE Y ESTOY SUPER CONTENTISIMA SI MUJER ES UN ADIOS ES UN HASTA SIEMPRE COMO DICES , BESITOS GUAPA , BONITA ILUSTRACION

  • Narayani
    Publicado a las 08:56h, 13 septiembre Responder

    Un abrazo muy fuerte, Silvia. Sé todo lo que significa para ti Playete, ahora Gato Negro, y me da mucha pena imaginar cómo te sientes.

    Ahora más que nunca espero una vuelta al mundo de los colores; así podrás reencontrarte con él mientras escribes… Tal vez sea tu nueva musa 😉

    Besos!
    Fani

  • Diego
    Publicado a las 11:33h, 14 septiembre Responder

    Muy emotivo. Excepcional. No digo más.

Deja un comentario

Si continúas usando este sitio, aceptas el uso de cookies. Más información

Los ajustes de cookies en esta web están configurados para «permitir las cookies» y ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues usando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar», estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar